Sino al lugar que el Señor vuestro Dios escogerá de entre todas vuestras tribus. - La forma misma del orden prueba su antigüedad. Nadie que estuviera familiarizado con el traslado de ese “lugar” de Silo a Nob, de Nob a Gabaón, de Gabaón a Jerusalén, podría haber escrito con una inconsciencia tan absoluta de la historia posterior como lo implican estas palabras. Es notorio que en la lectura de este precepto en los tiempos de nuestro Señor, los judíos parecen haber llegado al estado de inconsciencia venida.

No podían consentir la presencia ni la adoración de Jehová en ningún otro lugar que no fuera Jerusalén. (Ver sobre este tema el discurso de San Esteban en Hechos 7 , y las pruebas incidentales que contiene de la presencia de Dios con Israel en muchos lugares, en respuesta a la acusación hecha contra Esteban de predicar la destrucción del único lugar de culto idolatrado en Jerusalén. )

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