Pero no me has invocado.- La sorprendente brusquedad de la denuncia ha llevado a muchos críticos a cuestionar la autenticidad de estos versículos (22-24). Sin embargo, su inserción por parte de un escritor posterior sería al menos tan difícil de entender como el hecho de que vinieran de la mano del mismo escritor como la imagen resplandeciente que los precede. ¿No podríamos encontrar la solución del problema en el hecho de que la experiencia de Isaías le enseñó que en el futuro, como en el pasado, habría un lado oscuro y brillante del cuadro? ¿Que las misericordias mostradas a los exiliados no serían conforme a sus méritos, sino a la gran bondad de Dios? La adoración de los exiliados restaurados sería como la del pueblo en su propio tiempo, escasa e ingrata. Visiones de fracaso se alternan con la esperanza resplandeciente de que el ideal se realizará, y esta alternancia constituye el gran problema del libro.

Pero has estado cansado. - Mejor, para que estés cansado. Otros lo devuelven, mucho menos te has afanado por mí. La Ley prohibía los sacrificios en otros lugares que no fueran el Templo, y el profeta no culpa tanto al pueblo por no ofrecerlos como por no compensar su ausencia con el verdadero culto del que eran símbolos.

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