Señor, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. - Más exactamente, en Tu reino. Hay algo singularmente conmovedor en la confianza implícita en la forma de la apelación. No pide ninguna bendición especial, ningún lugar a la derecha o a la izquierda; no hay lugar en el palacio del Rey. Se contenta con no ser olvidado, seguro de que si el Rey se acuerda de él, será con pensamientos de ternura y piedad.

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