Un espíritu inmundo. - La frase aparece en los tres primeros evangelios (no en San Juan), pero con especial frecuencia en este. Como en la mayoría de las ciudades orientales, tanto en la antigüedad como en la época moderna, la locura tenía inmunidad a la moderación, y los demoníacos parecen haberse mezclado, si así lo quisieron, con la multitud de adoradores de la sinagoga.

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