El Señor los necesita. - Por sencillas que sean las palabras, admiten tres interpretaciones muy distintas. “El Señor” puede usarse (1) en el sentido más elevado como equivalente a Jehová, como si el asno y el pollino fueran reclamados para Su servicio; o (2) refiriéndose a Cristo en el sentido especial en el que Sus discípulos se refirieron a Él como “el Señor”; o (3) como apuntando a Él, pero sólo en el lenguaje que todos los hombres reconocerían, y sin ningún reclamo especial más allá de ser el Maestro a quien los discípulos reconocían como su Señor en un sentido inferior.

De estos (3) está casi excluido por los hechos del caso. Las palabras implican un reclamo de autoridad más que común, y el reclamo se reconoce de inmediato. A favor de (2) tenemos los numerosos casos en los que los discípulos y los evangelistas no solo se dirigen a su Maestro como "Señor", sino que hablan de Él como "el Señor" ( Mateo 28:6 ; Marco 16:19 ; Lucas 10:1 ; Lucas 17:6 ; Lucas 18:6 ; Juan 11:2 ; Juan 13:13 ; Juan 20:2 ; Juan 20:13 ; Juan 20:18 ; Juan 20:20 ; Juan 20:25 ; Juan 21:7 ; Juan 21:12).

Porque (1), por último, tenemos el uso de la palabra por parte de nuestro Señor como sinónimo de Dios ( Marco 5:19 ; Marco 13:20 ). En general, (2) parece recomendarse a sí mismo como el más de acuerdo con el lenguaje habitual de los discípulos. En el supuesto muy probable de que los dueños del pollino fueran, en cierto sentido, discípulos, reconocerían el significado completo de las palabras que se les dirigían y obedecerían sin vacilar.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad