(21-23) Escuchará. - Más correctamente, responderé (la oración de) los cielos. ¡Una personificación sublime! El cielo le ruega a Jehová, la tierra le ruega al cielo, y los productos de la tierra le ruegan a la tierra. A todas estas oraciones se les concede una respuesta. Jehová responde a los cielos con los dones de rocío y lluvia, con los cuales los cielos responden a los antojos de la tierra, y la tierra a los antojos de maíz, vino y aceite.

Y estos últimos, a su vez, responden a las necesidades de Jezreel, un nombre que, como Acor, debe ser investido de significados más brillantes. Debe representar una simiente divina: el pueblo a quien el Señor ha bendecido. (Véase Stanley, Lectures on the Jewish Church, II. Series, Lecture 32 ad fin., Donde esta idea se expone elocuentemente).

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