El fuego ardió. - El intento de represión sólo hace que la llama interior del sentimiento arda con más fuerza, hasta que al fin es demasiado para la resolución que se ha formado, y la pasión del corazón estalla en las palabras. Como el poeta moderno, el bardo hebreo se había sentido

"Es mejor no respirar ni hablar
que clamar por fuerza, permanecer débil,
y parecer encontrar, pero aún buscar".

“Pero el pensamiento es demasiado para él, y rompe a hablar, sin embargo, no con irritación, menos aún con amargas invectivas contra los demás. Es un diálogo con el gobernante del destino, en el que el hombre frágil quiere afrontar su condición y conocer lo peor.

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