Versículo 7. Ya no eres siervo... Tú, que has creído en Cristo, ya no eres esclavo, ni bajo el dominio del pecado ni bajo la obligación del ritual mosaico, sino hijo de Dios, adoptado en la familia celestial.

Y si hijo, también heredero... Con derecho a la herencia, por ser de la familia, pues nadie puede heredar sino los hijos; pero esta herencia es la más extraordinaria de todas: no es una herencia de ninguna posesión tangible, ni en el cielo ni en la tierra; no es poseer una parte ni siquiera la totalidad de ninguna de ellas, es poseer a Aquel que hizo todas las cosas; no las obras de Dios, sino Dios mismo: herederos de DIOS por medio de Cristo.

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