Versículo 31. Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo... Caer en las manos de Dios es caer bajo su desagrado; y quien vive para siempre puede castigar para siempre. ¡Qué terrible es que el disgusto de un Ser eterno y todopoderoso recaiga sobre el alma para siempre! Los apóstatas, y todos los perseguidores y enemigos de la causa y del pueblo de Dios, pueden esperar los juicios más severos de una Deidad indignada: y éstos, no por un tiempo, sino por la eternidad.

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