Verso 39. Y por él... Por su relato, y por medio de él, todos los que creen en su misión divina, y en el fin para el que se ha manifestado, es decir, para eliminar el pecado mediante el sacrificio de sí mismo, son justificados de todo, de la culpa de todas las transgresiones cometidas contra Dios; de lo cual no podíais ser justificados por la ley de Moisés; porque es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de una vaquilla que rocía a los impuros, o cualquier otro rito o servicio de este tipo, puedan quitar el pecado del alma, cancelar su culpa en la conciencia, o hacer una expiación a la justicia divina; pero éste es el sacrificio que Dios ha requerido; éste es todo lo que se ajusta al fin para el que ha sido instituido; y éste es el único sacrificio que Dios puede aceptar. Vuestra ley dice: "Haced esto y viviréis", y "Maldito todo aquel que no cumpla con todas las cosas que están escritas en el libro de la ley". No habéis hecho estas cosas requeridas; no habéis perseverado en ninguna cosa buena; no sólo no habéis hecho todas las cosas mandadas, sino que no habéis hecho ninguna, ninguna como se debe hacer; y por eso estáis bajo la maldición. El Evangelio dice: Creed en el Señor Jesús; acreditad su misión divina; considerad su muerte como expiación por el pecado; creed en su resurrección, como prueba de que la expiación está hecha, creed que padeció, murió y resucitó para vuestra justificación; y que por él Dios, siendo infinitamente justo, puede ser el justificador de todos los que creen en él. Por la ley de Moisés no hay justificación ni salvación: en Jesucristo hay ambas cosas, y todas las misericordias seguras de David. Por lo tanto, creed en el Señor Jesucristo, y seréis justificados de todo aquello de lo que no podíais ser justificados por la ley de Moisés.

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