Versículo 37. Al oír esto, se les compungió el corazón... Este discurso poderoso, inteligente, consecutivo e interesante, apoyado en todas partes por profecías y hechos correspondientes, los dejó sin respuesta y sin excusa; y vieron claramente que no había esperanza para ellos, sino en la misericordia de aquel a quien habían rechazado y crucificado.

¿Qué haremos? ¿Cómo escaparemos de esos juicios que ahora vemos que penden sobre nuestras cabezas?

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