CAPÍTULO XXIII.

Pablo defendiéndose ante el sumo sacerdote, le manda

que sea herido en la boca, 1, 2.

Pablo lo reprende con dureza y, al ser reprendido por uno de los

de los asistentes, responde por su conducta, 3-5.

Viendo que la asamblea estaba compuesta por fariseos y

y saduceos, y que no podía esperar justicia de sus jueces,

afirma que fue por su creencia en la resurrección por lo que

que se le cuestionó, por lo que los fariseos declaran a su favor, 6-9.

Se produce una gran disensión, y el tribuno, temiendo que

Pablo fuera despedazado, lo lleva al castillo, 10.

Un sueño le reconforta, 11.

Más de cuarenta personas conspiran para su muerte, 12-15.

El hijo de la hermana de Pablo, al enterarse, informa al capitán

de la guardia, 16-22.

Éste envía a Pablo de noche, con una fuerte escolta de caballo y

a pie, a Cesárea, a Félix, y con él una carta, exponiendo

las circunstancias del caso, 23-33.

Llegan a Cesarea, y Félix le promete una audiencia con

sus acusadores, 34, 35.

NOTAS SOBRE EL CAP. XXIII.

 

verso Hechos 23:1 _ He vivido con toda buena conciencia...Algunas personas parecen haber tropezado innecesariamente con esta expresión. ¿Qué quiere decir el apóstol con esto? Pues, que, mientras era judío , lo era por principio de conciencia; que lo que hizo, mientras siguió siendo judío, lo hizo por el mismo principio; que, cuando Dios le abrió los ojos para ver la naturaleza del cristianismo, se hizo cristiano, porque Dios persuadió a su conciencia de que era justo que se hiciera cristiano; que, en una palabra, fue sincero durante todo el curso de su vida religiosa, y su conducta había dado las pruebas más inequívocas de ello.

El apóstol quiere decir, por lo tanto, que no hubo parte de su vida en la que actuó como un hombre deshonesto o hipócrita; y que ahora estaba tan completamente decidido a mantener su profesión de cristianismo como lo estuvo siempre a mantener la del judaísmo, antes de conocer la religión cristiana.

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