Versículo Jueces 5:8 . Eligieron nuevos dioses. Esta fue la causa de todas sus calamidades; abandonaron a Jehová, y sirvieron a otros dioses; y entonces hubo guerra en sus puertas; fueron cercados en todos los lugares, y asediados en todas sus ciudades fortificadas; y estaban indefensos, no tenían medios para resistir a sus adversarios; pues incluso entre cuarenta mil hombres, no se veía ni lanza ni escudo.

La Vulgata da un extraño y curioso giro a este verso: Nova bella elegit Dominus, et portas hostium ipse subvertit; "El Señor eligió una nueva especie de guerra, y él mismo subvirtió las puertas del enemigo". Ahora bien, ¿cuál era esta nueva especie de guerra? Una mujer da órdenes a Barac; éste toma 10.000 hombres, totalmente desarmados, y se retira al monte Tabor, donde inmediatamente son asediados por un ejército poderoso y bien equipado. De repente, Barac y sus hombres se abalanzan sobre ellos, el terror y la consternación se extienden por todo el ejército cananeo, y la derrota es instantánea y completa. Los israelitas se arman inmediatamente con las armas de sus enemigos, y matan a todos los que se encuentran delante de ellos; corren, y son perseguidos en todas direcciones. Sísara, su general, ya no está a salvo en su carro; o bien sus caballos fallan, o el desnivel del camino le obliga a abandonarlo y a huir a pie; al final, todo el ejército es destruido, y el líder muere sin gloria. Esta era una nueva especie de guerra, y era evidentemente la obra del Señor. Independientemente de lo que se pueda decir de la versión de la Vulgata (y la siríaca y la árabe son algo parecido), todo lo anterior son hechos, y muestran la maravillosa obra del Señor.

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