Verso 27. Cierta mujer - levantó la voz y dijo...  Era muy natural que una mujer, que probablemente era madre, exclamara así. Pensaba que la felicidad de la mujer que era madre de un hijo así era grande en verdad; pero nuestro bendito Señor le muestra que ni siquiera la santa virgen podía ser beneficiada por el mero hecho de ser madre de su naturaleza humana, y que sólo eran felices quienes llevaban a Cristo en su corazón. La verdadera felicidad se halla en oír las buenas nuevas de la salvación por Cristo Jesús, y en guardarlas en un corazón santo, y practicarlas en una vida irreprochable.

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