Y el templo se llenó de humo por la gloria de Dios y por su poder; (14) y nadie podía entrar en el templo hasta que se cumplieran las siete plagas de los siete ángeles.

(14) Ninguno de esos siete ángeles podía regresar hasta que hubiera cumplido plenamente el encargo que le había sido encomendado, según el decreto de Dios.

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