Si (1) entonces (2) sois (a) resucitado con Cristo, (3) buscad las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la diestra de Dios.

(1) Otra parte de esta epístola, en la que aprovecha, en razón de esos vanos ejercicios, para mostrar el deber de una vida cristiana, que es algo corriente para él, después de haber establecido la doctrina misma. (2) Nuestra renovación o nuevo nacimiento, que se logra en nosotros al ser partícipes de la resurrección de Cristo, es la fuente de toda santidad, de la cual luego fluyen varios arroyos o ríos.

(a) Porque si somos partícipes de Cristo, somos llevados por así decirlo a otra vida, donde no necesitaremos ni comida ni bebida, porque seremos semejantes a los ángeles. (3) El fin y el objetivo al que apuntan todos los deberes de la vida cristiana es entrar en el reino de los cielos y entregarnos a las cosas que nos llevan allí, es decir, a la verdadera piedad, y no a las exteriores y cosas físicas.

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