(9) Herodes estaba muy enojado con los de Tiro y Sidón, pero ellos vinieron unánimes a él y, habiendo hecho amigo suyo a Blasto, el chambelán del rey, pidieron la paz; porque su país fue alimentado por el [país] del rey.

(9) Un ejemplo miserable y vergonzoso de lo que les sucede a los enemigos de la Iglesia.

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