Tú lo sabes, oh SEÑOR: acuérdate de mí y visítame, y véngame de mis perseguidores; no me apartes en tu paciencia; sabe que por ti he sufrido reprensión.

(o) No habla esto por un deseo de venganza, sino deseando que Dios libere a su Iglesia de aquellos que él sabía que eran endurecidos e incorregibles.

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