Entonces se le acercó el capitán del barco y le dijo: ¿Qué te propones, durmiente? Levántate, clama a tu Dios, si es que Dios pensará en nosotros para que no perezcamos.

(h) Como habían invocado a sus ídolos, que declara que los idólatras no tienen descanso ni certeza, pero en sus angustias buscan lo que ni siquiera conocen.

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