Entonces se le acercó el capitán del barco y le dijo: ¿Qué te propones, durmiente? ¿Por qué debería retirarse en el momento de este gran peligro? Levántate, invoca a tu Dios, si es que Dios pensará en nosotros que no perecemos, prestándoles Su ayuda y rescatándolos de la destrucción inminente.

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