(9) Jesús, por tanto, no anduvo más abiertamente entre los judíos; pero fue de allí a un país cercano al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y allí continuó con sus discípulos.

(9) Podemos dar lugar a la ira de los malvados, cuando sea conveniente hacerlo, pero de tal manera que no nos desviamos del llamado de Dios.

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