(3) Como el Padre me amó, también yo os he amado: (b) persevera en mi amor.

(3) El amor del Padre hacia el Hijo, y del Hijo hacia nosotros, y de nosotros hacia Dios y nuestro prójimo, están unidos con un nudo inseparable: y no hay nada más dulce y agradable que eso. Ahora bien, este amor se manifiesta por sus efectos, ejemplo perfecto del que Cristo mismo nos muestra.

(b) Es decir, en ese amor con el que te amo, cuyo amor es responsabilidad de ambas partes.

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