¿Quién [hay] incluso entre ustedes (l) que cerraría las puertas [por nada]? ni encendéis [fuego] en mi altar por nada. No me complazco en ti, dice el SEÑOR de los ejércitos, ni aceptaré ofrenda de tu mano.

(l) Debido a que los levitas que guardaban las puertas no probaron si los sacrificios que entraban estaban de acuerdo con la Ley, Dios desea que ellos prefieran cerrar las puertas que recibir a los que no son perfectos.

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