Y sucedió que cuando las puertas de Jerusalén empezaron a oscurecer (i) antes del sábado, ordené que las puertas se cerraran, y ordené que no se abrieran hasta después del sábado: y [algunos] de Mis siervos pusieron a las puertas, [para que] no entraran cargas en el día de reposo.

(i) Aproximadamente a la hora en que se puso el sol, porque el día de reposo duraba desde que el sol se ponía un día hasta que se ponía el sol al día siguiente.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad