(26) ¿Qué, pues, diremos a estas cosas? Si Dios [es] por nosotros, ¿quién [puede estar] contra nosotros?

(26) Noveno, no tenemos por qué temer que el Señor no nos dé lo que nos sea de provecho, ya que no ha perdonado a su propio Hijo para salvarnos.

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