REFLEXIONES

¡LECTOR! Aprendamos de la visión que se nos ha dado de David en este capítulo, que el estado más alto de gloria terrenal no está a salvo de las corrupciones internas ni de las peleas externas. Incluso David tiene deseos carnales que pelean contra el alma. Y aun la seguridad de David bajo la bendición del Dios de Israel, no lo eximirá de furiosas batallas con los filisteos por todas partes. Los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús sufrirán persecución.

¡Lector! si eres de Cristo, no esperes mucha tranquilidad o disfrute ininterrumpido. Pero asegúrate de luchar bajo la bandera del Señor en todos tus conflictos. Acuérdate de lo que dice David, hablando de Jesús: En tu nombre se alegrarán todo el día, y en tu justicia se gloriarán. Sal, pues, como él, con la fuerza del Señor, y menciona su justicia, sí, solo su justicia.

¡Y lector! Permíteme añadir un pensamiento más. Como David se desvaneció por el sonido de una marcha en las moreras: así, tú y yo contemplemos esa voz apacible y delicada de Dios el Espíritu Santo, que, como una voz de atrás o de adentro, dice: Este es el camino, andad. en él, cuando os volvéis a la derecha y cuando os volvéis a la izquierda, y hacia qué dirección se señala, sino a ti, bendito Jesús, porque el Espíritu Santo te glorifica sin cesar, porque tú eres el camino y la verdad y la vida. En ti y en tu salvación consumada, venceremos y seremos más que vencedores por tu amor con el que nos has amado.

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