REFLEXIONES

¡LECTOR! de nuevo, el Espíritu Santo nos llama a contemplar la implacable e implacable malicia de Saúl, y los bondadosos ejercicios de la mente de David, en una renovada instancia de los malos designios de uno y la liberación que Dios obró para el otro. Obedezcamos la llamada sagrada y detengámonos en lo que hemos leído, para señalar las distintas disposiciones de estos hombres; y aún más especialmente para contemplar la interposición bondadosa de Dios, al derrotar los malvados planes de Saúl y prosperar la mano de David.

Pero, ¿no podemos, sin violencia en el tema, contemplar en la persecución incesante de David por parte de Saúl, algo más que los meros celos de la naturaleza en la envidia de Saúl a David, con respecto a su sucesión en el reino? ¿No se pueden ver rastros de una envidia aún mayor que surge en la mente de los no regenerados, en vista del favor del Señor hacia su pueblo en un reino espiritual? ¡Pobre de mí! ¿Qué amargura manifiestan los hijos del inicuo a los hijos del reino? Como el linaje corrupto del que brotan, su misma vid es de la vid de Sodoma y de los campos de Gomorra.

En esta guerra espiritual, ¿qué salidas del enemigo, como Saúl en la persecución de David, hay todos los días para sorprender por emboscada o para tomar con astucia? Y los Zifitas están allí en todas partes para unirse a la confederación, para entregar a los piadosos en la trampa de los malvados. Soldados de Jesucristo, sed fuertes en el Señor y en el poder de su fuerza. Ponte toda la armadura de Dios. Recuerde que sus enemigos son los enemigos de nuestro Dios y de su Cristo.

Él peleará tus batallas. Quédese quieto y pronto verá la salvación de Dios. Él os ha entregado hasta aquí, y os ha librado; por tanto, confía en él, y él aún te librará. Dentro de poco la batalla terminará. Esa promesa es absoluta. El Dios de paz aplastará a Satanás bajo tus pies en breve.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad