(15) Entonces Amnón la aborreció en extremo; de modo que el odio con que la odiaba era mayor que el amor con que la había amado. Y Amnón le dijo: Levántate, vete.

¿Puede la mente concebir algo más detestable que esta conducta cruel y antinatural? ¡Lector! ¿No podemos detenernos y preguntarnos, es posible que seres de tal malignidad se encuentren entre la humanidad? ¿No hay aquí evidentemente rastros de los espíritus infernales? ¿No son esos espíritus malignos que primero nos tientan a pecar, los primeros en acusarnos ante Dios? Ver Zacarías 3:1 ; Apocalipsis 11:10 .

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