Entonces Amnón la aborreció sobremanera; de modo que el odio con que la odiaba era mayor que el amor con que la había amado. Y Amnón le dijo: Levántate, vete.

Entonces Amnón la aborreció sobremanera. No es raro que personas instigadas por pasiones violentas e irregulares pasen de un extremo a otro. En el caso de Amnón, la repugnancia repentina se explica fácilmente; la atrocidad de su conducta, con todos los sentimientos de vergüenza, remordimiento y temor a la exposición y el castigo, estalló ahora en su mente, haciendo que la presencia de Tamar le resultara intolerablemente dolorosa.

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