El Profeta simplemente da la relación de la historia, pero no la amplía. De hecho, no necesita comentarios. La embriaguez conduce a la impiedad y la profanación, y todo mal sigue. ¿No era suficiente negar a Dios, sino que también debía insultarlo? No haría nada por un banquete impío y rameras; sino los vasos sagrados del templo? ¡Señor! ¡A qué estado de ruina está toda nuestra naturaleza reducida por la caída!

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