REFLEXIONES

¡Mi alma! Mientras ves las muchas descalificaciones, por las cuales los hombres son apartados de la congregación del pueblo del SEÑOR, piensa en tus privilegios y bendice a DIOS que no eres ni amonita ni edomita, aunque sea gentil, y no de la estirpe original de Israel; y, sin embargo, se les permitió entrar en la congregación por el camino nuevo y vivo, abierto a los pecadores en la sangre y la justicia de JESÚS.

¡SEÑOR! dame gracia para que no me asocie con las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien las reprenda; y que siempre pueda ser hallado limpio de todas mis contaminaciones en la sangre de JESÚS. ¡Querido señor! Te agradezco que cuando por tu SANTO ESPÍRITU fui capaz de huir hacia ti, del riguroso y duro servicio de Satanás; no me has entregado de nuevo a su poder, sino que has prometido con bondad que el pecado no se enseñoreará de mí, porque ya no estoy bajo la ley, como pacto de obras, sino bajo la gracia. ¿No puedo esperar, bendito JESÚS, que como el pecado reinó para muerte, así reine la gracia, por la justicia, para vida eterna, por JESUCRISTO nuestro SEÑOR?

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