CONTENIDO

El Predicador sigue investigando el mismo tema, la insuficiencia de todas las cosas aquí abajo para consolar. Y todo el capítulo no es más que el mismo razonamiento sobre este importante punto.

Eclesiastés 4:1

Regresé, pues, y consideré todas las opresiones que se hacen debajo del sol; y he aquí las lágrimas de los oprimidos y sin consolador; y del lado de sus opresores estaba el poder; pero no tenían consolador.

Es imposible no sorprenderse con la fuerza de los argumentos que utiliza el Predicador para hacer cumplir la doctrina de la vanidad humana. De cualquier manera que dirija su atención, y cualquier objeto que se le ocurra, parece levantar sermones de todo para llevar a la misma conclusión. Y es aún más notable, que lo que Salomón vio y observó en su día, toda mente reflexiva puede igualmente contemplar y sacar las mismas conclusiones ahora en nuestros días: la vida humana no ha cambiado, pero la vanidad todavía está marcada en todos.

¡Oh! ¡Cuán bienaventurado es, en confirmación de la vasta e infinita importancia del evangelio de Cristo! ¿Dónde buscaremos la felicidad sino a Jesús? Bien podemos decir, como dijo el Apóstol: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Juan 6:68 .

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