Al debilitar las manos del pueblo, quizás se quiera decir, alarmar a algunas mentes débiles para que se relajen en su servicio. Y al frustrar continuamente al pueblo, sin duda operó para su gran desaliento. No es infrecuente que éste sea el caso ahora. Pero el Señor anula estas oposiciones con frecuencia al bien. ¡Lector! marcarlo como una verdad cierta, cualquier cosa que lleve a un hijo de Dios a un trono de gracia, y haga que sus visitas allí sean más frecuentes de lo que serían de otra manera; estas cosas deben ser misericordias.

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