Quizás por los dos caminos se pretende el doble ataque que el rey de Babilonia hizo sobre Jerusalén y la ciudad principal de los amonitas; pero con respecto a lo cual, como lo representa esta escritura, estuvo indeterminado por un tiempo cuál destruir primero. Pero lo que al Profeta se le ha encomendado declarar más particularmente es que si no se hubiera encontrado pecado en el pueblo del Señor, ningún arma del Rey de Babilonia podría haber prosperado. ¡Lector! piense que el pecado en el pueblo de Dios es más que ordinariamente ofensivo.

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