Encontraremos la mejor ilustración de las cosas que se hablan aquí leyendo con ella la profecía de Oseas, quien había entregado la mayor parte de su profecía unos cincuenta años antes de esta parte del ministerio de Isaías. Efraín, que representa a las diez tribus, se estableció en Samaria, un país rico y floreciente, engordó y pateó, y pervirtió las bondades del Señor en ocasiones de pecado. Por tanto, el Señor estaba preparando ahora un instrumento para humillar a su pueblo, y, en el rey de Asiria, estaba a punto de traer a uno poderoso y fuerte, como el Señor se complace en llamarlo, que los derribaría.

¡Lector! qué triste pensamiento, pero qué verdad es, que de la propensión de nuestra naturaleza caída, lo que debería restringirnos del pecado, es hecho por nosotros el medio mismo de entregarnos al pecado; y debido a que un Dios misericordioso derrama una mayor plenitud de sus bendiciones, ¡tomamos de allí una mayor libertad para ofender!

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad