¡Lector! Si bien las misericordias de Dios para con la pobre iglesia gentil aparecen repetidamente, no pases por alto la dulzura y plenitud de ellas, ya que se respetan a ti mismo. El interés personal deleita toda misericordia; en nada más que nuestro propio interés en Jesús. Y cuando leemos estas misericordias, como se prometió al Señor Jesús tantas edades antes de su venida; y ahora sentir y saber que se realizan, tantas generaciones después de su regreso a la gloria; ¡Qué acumulación de evidencia traen consigo, a la verdad como es en Jesús! ¡Oh, precioso Señor! ¡tanto de judíos como de gentiles! ¡Cuán plenamente has confirmado tu promesa, en tu único redil, debajo de ti mismo, el único Pastor verdadero! Juan 10:16 ; Ezequiel 34:23 .

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