(7) Así salió Satanás de la presencia del SEÑOR, e hirió a Job con llagas desde la planta del pie hasta la coronilla. (8) Y le tomó un tiesto para rasparse con él; y se sentó entre las cenizas.

Todo tendía a agravar la aflicción de Job, porque sumado a las llagas del cuerpo, sin duda el enemigo hizo el ataque más furioso a su alma. Pero aquí qué tipo era Job de su Redentor; ¿Quién, en sus incomparables temporadas de tentación, fue al mismo tiempo oprimido por el hambre y expulsado de los hombres al desierto, al refugio de las fieras, para que el ataque del enemigo fuera más poderoso?

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