Luego vinieron los alguaciles a los principales sacerdotes y fariseos; y ellos les dijeron: ¿Por qué no lo habéis traído? (46) Respondieron los alguaciles: Nadie ha hablado como este. (47) Entonces los fariseos les respondieron: ¿También vosotros os engañáis? (48) ¿Ha creído en él alguno de los gobernantes o de los fariseos? (49) Pero este pueblo que no conoce la ley es maldito. (50) Nicodemo les dijo: (El que vino a Jesús de noche, siendo uno de ellos), (51) ¿Nuestra ley juzga a alguno antes de oírle y saber lo que hace? (52) Respondieron y le dijeron: ¿También tú eres galileo? Escudriña y busca: porque de Galilea no se levantó profeta. (53) Y cada uno se fue a su casa.

Cada palabra aquí es tan clara que no necesita comentarios. Sólo creo que es necesario detener al lector para preguntar si ha escuchado las palabras del Señor Jesús, como para decir, como aquellos hombres se vieron obligados a decir: ¡Nunca un hombre habló como este hombre! Todo hijo de Dios verdaderamente regenerado se siente obligado a decirlo. Porque, cuando un hombre es sacado de la naturaleza de Adán del pecado y la corrupción, en la que él, y todo hijo de Adán nació, a un estado de adopción y gracia en Cristo, entonces conoce el sonido gozoso y es conducido a camina a la luz del rostro de Dios.

Él será el primero en unirse a la misma convicción, nunca el hombre habló como Jesucristo Dios-Hombre. Y entrará en un gozo sincero de lo que el Señor ha dicho, porque él conoce la verdad por su propia experiencia personal, las palabras que yo os he hablado (dice Jesús), son Espíritu y son Vida. Juan 6:63 .

¡Lector! la gran pregunta, en lo que concierne a usted, es, ¿lo son para usted? ¡Oh! la bienaventuranza de conocer y disfrutar la gracia vivificante, vivificadora, renovadora y fortalecedora del alma de Dios el Espíritu, en las comunicaciones diarias y cada hora del Señor Jesús, y viviendo para Jesús, por una vida de fe en el Hijo de Dios. ¡Dios! Nuestra necesidad de Cristo se convertirá en una misericordia dulce y santificada, que nos obligará a ir a Cristo para el suministro de todo lo que necesitamos, y dará motivo continuo para correr en diligencias al Señor, a su propiciatorio y a su oficio de perdón, a fin de que podamos ser recibiendo incesantemente de su plenitud y gracia por gracia!

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