Y fue avisado a los gazitas, diciendo: Sansón ha venido acá. Y lo rodearon, y lo acecharon toda la noche a la puerta de la ciudad, y estuvieron en silencio toda la noche, diciendo: Por la mañana, cuando sea de día, lo mataremos.

¡Ver lector! cuán vivos están los enemigos de Dios y de su pueblo, para esperar tu detención. ¡Oh! que todo aquel que se atreva a perseguir la inmundicia y la satisfacción de sus pasiones corruptas, en esos gazitas que rodean a Sansón, contemplaría una representación de cómo el maldito enemigo de las almas vela por las horas desprotegidas de los pecadores. ¡Mirad! ustedes, adúlteros y adultas, ustedes que se duermen en los brazos de las rameras, cautivos del exceso de vino y de las concupiscencias abominables; ¡Vea a qué peligros está expuesto, cuando crea que todo está seguro! 1 Tesalonicenses 5:3 .

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