REFLEXIONES

¡LECTOR! En cada ofrenda, oblación y sacrificio, busca a JESÚS. Ya sea entre los frutos de la tierra, en la flor de harina, el aceite y el incienso, o entre el cordero diario del israelita: todos lo señalaron, y en él se cumplió su objetivo. Y mientras oras, por el ESPÍRITU SANTO, para iluminar así los ojos de tu entendimiento, en el conocimiento de él, no ores menos por gracia también, que en todas tus ofrendas a DIOS por la fe en él, no se mezcle levadura con la oblación perfecta de JESÚS.

No busques nada, no traigas nada, no dependas de nada, no conozcas nada, en una forma de aceptación con DIOS, sino con JESUCRISTO, y él crucificado. Y mientras este grandioso y único medio de salvación sea la seguridad de tu alma, ruega también al SEÑOR que todos tus sacrificios sean salados con la sal del pacto de tu DIOS. ¡Oh! para el SEÑOR JESÚS, para preservar, por su sal purificadora de gracia espiritual, tanto su alma como la mía, para que tengamos esta sal en nosotros, y tengamos paz unos con otros.

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