(13) ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! porque si en Tiro y Sidón se hubieran hecho las maravillas que se han hecho en vosotros, hace mucho tiempo que se habían arrepentido, sentados en cilicio y ceniza. (14) Pero en el juicio será más tolerable para Tiro y Sidón que para ti (15) Y tú, Capernaum, que eres exaltada hasta los cielos, serás arrojada hasta el infierno. (16) El que a ti te escucha, a mí me escucha; y el que a ti te desprecia, a mí me desprecia; y el que me desprecia a mí, desprecia al que me envió.

Hay algo muy terrible en estos versículos: ¡pensar que la predicación de Jesús mismo no debería tener ningún efecto! Y, lector, bien puede suponerse que los juicios más duros recaerán sobre aquellos cuyas ventajas han sido mayores, pero las han rechazado: y, en este sentido, podemos estar temblando de vida por nuestras Británicas Chorazin y Betsaida. La gracia de Dios, puede decirse verdaderamente, se ha manifestado a todos los hombres en el ministerio exterior de la palabra; ¡pero Ay! ¿Quién ha creído al anuncio, oa quién se revela el brazo del Señor? Las ordenanzas y los medios de gracia exaltan a nuestra nación, como Capernaum fue exaltada hasta los cielos; pero ¿no se hundirá hasta el infierno la negligencia y el abuso de ellos?

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