REFLEXIONES

¿Quién puede leer en este Capítulo, la sorprendente Parábola del cabeza de familia que contrata obreros para su Viña, y no sentirse convencido de la gracia libre, soberana, propositiva, nombrada, continua y completa de Dios? ¿No es la viña del Señor de los ejércitos, su Iglesia, y toda planta que hay en ella de la planta de la diestra del Señor? ¡Qué! si Jesús envía a sus subordinados a sus ministros a trabajar en su servicio; ¿O llama a su pueblo a sentarse bajo su sombra? ¿O disminuyen el derecho y la propiedad del dueño Todopoderoso? ¿No es todo suyo, por don, por compra, por derecho, por conquista y por poder? ¿Y no está separado por la gracia redentora del vasto desierto del mundo y cercado con amor? ¡Ministros de mi Dios! Estime el más alto honor, trabajar dentro del recinto sagrado, y estar más ansioso por ganar almas que por ganar reinos.

¡Hijos del Señor! ya sea en las primeras, al mediodía o más tarde llamadas de su gracia; bendice a Dios por la misericordia distintiva. Pronto llegará la tarde de la vida; y el Señor de la Viña os llamará hogar, desde sus atrios abajo hasta su cielo arriba.

¡Precioso Señor Jesús! ¡Te contemplo con el ojo de la fe en tu ascenso a Jerusalén! ¡Sí! ¡verdaderamente allí fuiste entregado por nuestras ofensas y resucitado para nuestra justificación! Concédeme queridísimo Señor esté más ansioso por ser sometido a los continuos bautismos de tu espíritu, que por llegar a los más altos honores temporales. El portero de tu casa supera con creces las tiendas de oro de los impíos.

En la revisión de la misericordia de mi Señor para con esos pobres ciegos, y la gracia que se les impartió de ser tan fervorosos con Jesús para la vista corporal; Enséñame, misericordioso dador de ojos a los ciegos, a imitar sus clamores por la aprehensión espiritual de la persona, obra y justicia de mi Señor. ¡Oh! por la gracia de ver al rey en su hermosura, y de tener mi alma tan despierta a los deseos de Cristo, que pueda seguir a mi Dios y Salvador por fe aquí, hasta que en una visión abierta lo vea tal como es, y habite con él ¡para siempre!

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