Esto forma un pasaje interesante y constituye una buena lección para la regulación de los ministros con su pueblo. Por qué los levitas habían huido, no se dice. Espero que no, porque se les retuvo el estipendio. Y, sin embargo, si huyeron y, en consecuencia, la gente lo retuvo, la historia cuenta mucho peor. En cualquier caso, es una representación lamentable. Si los levitas hubieran estado atentos a Dios, por muy mal que fueran retribuidos sus servicios, Dios se habría encargado de que sus siervos fueran alimentados.

¡Oh! ¡Qué gran volumen de quejas se ha levantado ante Dios, y las espantosas páginas que se multiplican a diario, de ministros infieles que huyen de su puesto como aquellos levitas; desplumar, pero no alimentar a sus rebaños; y cogiendo salario, pero sin prestar servicio. Y por otro lado, cuántas de las personas que reciben trabajos de sus ministros, pero no los retribuyen, excepto con mala voluntad: de todos los horribles relatos del último día, ¡seguramente este será el más tremendo!

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