Retira tu pie de la casa de tu prójimo; para que no se canse de ti y te odie. El hombre que da falso testimonio contra su prójimo es un mazo, una espada y una flecha afilada. La confianza en un hombre infiel en tiempos de angustia es como un diente roto y un pie descoyuntado. Como el que se quita la ropa en el frío, y como el vinagre sobre el salitre, así es el que canta canciones a un corazón afligido. Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer pan; y si tuviere sed, dale de beber agua; porque carbones encendidos amontonarás sobre su cabeza, y el SEÑOR te recompensará.

El Apóstol ha citado estos últimos versículos con una peculiar referencia a los benditos efectos de la gracia en el corazón. Romanos 12:19 ¿Y qué debe hacer a un enemigo un hijo de Dios, que ha gustado la preciosidad de Jesús? Ciertamente lo derrita con carbones del fuego del amor, en recompensa de bien por mal.

¿No se señala aquí a Jesús de manera peculiar? ¿No hizo él todo esto, y diez mil veces más con nosotros, sus enemigos, cuando nuestras almas estaban hambrientas, y un estado eterno de sed insatisfecho debe haber sido soportado, no lo había saciado? ¡Precioso, precioso Jesús! Ciertamente nos diste pan para comer y agua para beber, el pan de vida y el agua de vida: ¡sí, tu propio cuerpo y tu sangre! ¿Y cómo te ha recompensado Jehová con la felicidad de haber redimido a tu pueblo?

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