Si consideramos al Señor Jesús en estos discursos como el representante de su Iglesia y de su pueblo, no solo realzamos las diversas expresiones de las que se hace uso, sino que también aumentamos nuestra confianza, al acercarnos al propiciatorio con peticiones similares en él y a través de él. Las relaciones de pacto a las que Cristo se refiere aquí, a modo de fortalecimiento de sus pretensiones, son muy preciosas cuando también las adopta su pueblo. Y qué autoridad incuestionable nos apoyamos; cuando miramos a Jehová en su nombre, quien dijo: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios. Juan 20:17 .

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