Observe el lector al final, como en el comienzo del Salmo, que el escritor sagrado habla de una persona idéntica. El justo es bendecirá Jehová; es el que ha de ser rodeado como con un escudo. ¿Y quién es este justo, sino el Señor Jesús, el glorioso y justo Mediador? ¿En quién debe confiar el pueblo y en quién gritar de alegría, sino en Jesús, quién es su salvación? ¡Sí! Señor, tú eres justo, y el Señor es nuestra justicia. Alabanzas eternas a aquel que, aunque no conoció pecado, fue hecho pecado por nosotros, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él. 2 Corintios 5:21 .

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