Lector, no dejes de comentar lo rápido que el alma de los fieles vuelve de nuevo al Dios de su confianza. Podemos dedicar un momento a amonestar a los impíos, pero nuestro propio gozo no debe ser interrumpido por mucho tiempo; debemos aferrarnos y, como la paloma de Noé, regresar al arca, a Cristo Jesús, el único gozo de nuestra salvación. Y, lector, observe además cómo se repiten las expresiones de esta santa confianza, y con todas las variantes agradables que puedan denotar el consuelo del corazón. Haga una pausa y pregúntese: ¿Son esos puntos de vista de Cristo sus puntos de vista sobre él? ¿Lo conoces en esos personajes del pacto? ¿Es Jesús tu roca, tu salvación, tu defensa?

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