REFLEXIONES.

¡Lector! cuán espantoso comienza este capítulo y cuán espantoso termina. Se abrirán las puertas para quemar toda la morada que rechace a Cristo; y el pastor necio y los ociosos que apartan a los hombres de Cristo, van a dar ejemplos terribles y tremendos de sufrir venganza de parte de Dios. La espada estará sobre el brazo y sobre el ojo derecho; un tendón se contrajo y el otro se oscureció por completo. ¡Señor! con misericordia, envía pastores, pastores fieles, a tu pueblo, según tu corazón, que los instruya con verdadero entendimiento y conocimiento.

¡Precioso Señor Jesús! ¡Alivia mi alma de contemplaciones tan espantosas, como pastores infieles, ociosos y necios se elevan a la vista de tu incomparable Pastoreo, hombres conforme a tu propio corazón, para cuidar de tu pueblo! ¡Y fue así, querido Señor, que se te dio un precio tan bajo y despreciable, Gran y Todopoderoso Pastor! ¡Un buen precio, gobernantes judíos, lo disteis por mi Señor! ¡Cordero de Dios! sé tú para mí la perla de gran valor. Todas las riquezas de la tierra no se pueden comparar contigo, Señor de la vida y de la gloria.

¡Señor! Permíteme por tu gracia, como un buen comerciante que busca perlas y te encuentra, para ir y vender todo lo que tengo y comprarte, sin dinero y sin precio. Y que yo sea capacitado, bendito Señor, al contemplar las varas de la Belleza y de las Bandas, para valorar y apreciar tu Evangelio eterno, y no aferrarme más a un pacto de obras. ¡Oh! por ayuda para bendecir a Dios, que no estoy bajo la ley, sino bajo la gracia, y vivo para Dios por Jesucristo Señor nuestro.

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