• Daniel 2:27

    Daniel respondió en presencia del rey diciendo: — El misterio sobre el cual el rey pregunta, ni los sabios ni los encantadores ni los magos ni los adivinos lo pueden declarar al rey.

  • Daniel 2:28

    Pero hay un Dios en los cielos, quien revela los misterios. Él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los postreros días. Tu sueño y las visiones de tu cabeza en tu cama son estos:

  • Daniel 2:29

    Estando tú, oh rey, en tu cama, tus pensamientos se agitaban por saber lo que había de suceder en el porvenir; y el que revela los misterios te ha hecho saber lo que ha de suceder.

  • Daniel 2:30

    En cuanto a mí, me ha sido revelado este misterio, no porque la sabiduría que hay en mí sea mayor que la de todos los vivientes, sino para que yo dé a conocer al rey la interpretación y para que entiendas los pensamientos de tu corazón.

  • Daniel 2:31

    »Tú, oh rey, mirabas y he aquí una gran estatua. Esta estatua, que era muy grande y cuyo brillo era extraordinario, estaba de pie delante de ti; y su aspecto era temible.

  • Daniel 2:32

    La cabeza de esta estatua era de oro fino; su pecho y sus brazos eran de plata; su vientre y sus muslos eran de bronce;

  • Daniel 2:33

    sus piernas eran de hierro; y sus pies en parte eran de hierro y en parte de barro cocido.

  • Daniel 2:34

    Mientras mirabas, se desprendió una piedra, sin intervención de manos. Ella golpeó la estatua en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó.

  • Daniel 2:35

    Entonces se desmenuzaron también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro; y se volvieron como el tamo de las eras en verano. El viento se los llevó, y nunca más fue hallado su lugar. Y la piedra que golpeó la estatua se convirtió en una gran montaña que llenó toda la tierra.

  • Daniel 2:36

    »Este es el sueño. Y su interpretación también la diremos en presencia del rey:

  • Daniel 2:37

    Tú, oh rey, eres rey de reyes porque el Dios de los cielos te ha dado la realeza, el poder, la fuerza y la majestad.

  • Daniel 2:38

    Todo lugar donde habitan los hijos del hombre, los animales del campo y las aves del cielo, él los ha entregado en tus manos y te ha dado dominio sobre todos ellos. Tú eres aquella cabeza de oro.

  • Daniel 2:39

    Después de ti se levantará otro reino inferior al tuyo, y otro tercer reino de bronce, el cual dominará en toda la tierra.

  • Daniel 2:40

    El cuarto reino será fuerte como el hierro; y como el hierro todo lo desmenuza y pulveriza, y como el hierro despedaza, así desmenuzará y despedazará a todos estos.

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