• Éxodo 8:18

    Los magos también intentaron hacer piojos con sus encantamientos, pero no pudieron. Había piojos tanto en los hombres como en los animales.

  • Éxodo 8:19

    Entonces los magos dijeron al faraón: — ¡Esto es el dedo de Dios! Pero el corazón del faraón se endureció, y no los escuchó, tal como el SEÑOR lo había dicho.

  • Éxodo 8:20

    El SEÑOR dijo a Moisés: — Levántate muy de mañana, preséntate ante el faraón cuando él salga al río y dile que el SEÑOR ha dicho así: “Deja ir a mi pueblo para que me sirva.

  • Éxodo 8:21

    Porque si no dejas ir a mi pueblo, he aquí yo enviaré una nube de moscas sobre ti y sobre tus servidores, sobre tu pueblo y dentro de tus casas. Y las casas de los egipcios se llenarán de moscas, y asimismo la tierra donde ellos estén.

  • Éxodo 8:22

    Pero el mismo día yo excluiré la tierra de Gosén, donde habita mi pueblo, para que no vaya allí la nube de moscas, a fin de que sepas que yo, el SEÑOR, estoy en medio de la tierra.

  • Éxodo 8:23

    Yo haré distinción entre mi pueblo y el tuyo. Mañana tendrá lugar esta señal”.

  • Éxodo 8:24

    El SEÑOR lo hizo así: Vino una densa nube de moscas sobre la casa del faraón, sobre las casas de sus servidores, y sobre toda la tierra de Egipto. La tierra quedó devastada a causa de ellas.

  • Éxodo 8:25

    Entonces el faraón llamó a Moisés y a Aarón, y les dijo: — Vayan, ofrezcan sacrificios a su Dios, dentro del país.

  • Éxodo 8:26

    Moisés respondió: — No conviene que lo hagamos así, porque ofreceríamos como sacrificio al SEÑOR lo que es una abominación a los egipcios. Si sacrificáramos en presencia de los egipcios lo que para ellos es una abominación, ¿no nos apedrearían?

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